domingo, 17 de junio de 2007

NOTICIAS NACIONALES

SE VIENE EL ENFRENTAMIENTO POR LA CONSTITUYENTE: ¿SERA EN SERIO?*



Álvaro García linera, vicepresidente

“En estos dos meses se viene lo más difícil en la Constituyente”

“Era previsible que el país se tensione en los meses definitorios de la Asamblea. Ésta ingresó a una especie de efecto mariposa”Miguel Gómez BalboaEl vicepresidente Álvaro García Linera analiza la difícil etapa final que le toca afrontar a la Asamblea Constituyente y habla de los peligros e intereses que rodean la inclusión del debate de la capitalía en el cónclave, además de ratificar que la autonomía departamental está garantizada, y alertar que cualquier convocatoria dirigencial que enarbola esta bandera tiene “otros fines políticos”.
—¿Está en los planes del Gobierno que el tema de la capitalía se defina en un referéndum, como usted lo sugirió el viernes en Sucre?
No mencioné lo del referéndum. Dije que el punto involucra a la seguridad y estabilidad de nueve millones de bolivianos. El Gobierno ve que ése es un tema que reabre una vieja herida histórica, y promover su debate conlleva el riesgo de generar tensiones, despertar rencores de un enfrentamiento entre bolivianos. Es un tema que no debe ser abordado en la Constituyente.
—¿Se ordenará ello a los constituyentes del MAS?
—Estoy comentando una posición al interior del Gobierno.
—¿El Poder Ejecutivo ha analizado quiénes impulsan esta discusión?
—Debido a un conjunto de problemas en la Constituyente, hay personas de algunos partidos que están apostando nuevamente a tensionarla.
—¿El Gobierno ha identificado a esas personas?
—Algunos constituyentes de Podemos han introducido el tema, incluso con negociaciones espúreas, de “toma y daca”, o sea, “te doy capitalía y dame autonomía”. Es una forma inmoral e irresponsable de tratar los temas como si esto fuera un trueque de papas por panes en el mercado. Sentimos que hay intención de tensionar la Asamblea sin importar a qué riesgo.
—Sin embargo, plantear la discusión del tema ha dividido a Podemos...
—Creo que en Podemos hay hipocresía partidaria porque hay una línea política de tensionar y obstaculizar el normal desarrollo de la Constituyente. El señor Rubén Darío Cuéllar, jefe de la bancada de Santa Cruz (que introdujo en un informe de la oposición la discusión de la capitalía), tiene bastante peso político con relación a sus homólogos de La Paz. Sólo hay algunos constituyentes que intentan lavarse las manos frente a esta estrategia para tensionar la Asamblea.
—Pero incluso en el MAS hay asambleístas sucrenses que se han desmarcado de la línea partidaria...
—Hay dos o tres personas, no es una decisión de los constituyentes de Sucre. Estos asambleístas se han desbandado de la línea partidaria que trabaja para dejar de lado este tema riesgoso para la unidad del país.
—¿El tema de la capitalía puede anexar el apoyo de Sucre al bloque de la “media luna”?
—Creo que hay algo de ese cálculo político: darle a sectores de la dirección cívica de Sucre la discusión a cambio de apoyo en el tema autonómico.
—¿Hay otras razones para el cambio de la estrategia de la oposición?
—Algunos sectores de Podemos pueden inclinarse a paralizar la Asamblea como un mecanismo de presión caprichoso para que parte de sus privilegios sean incluidos en el tratamiento de los debates porque esa agrupación ya no controla su estructura de constituyentes, algunos tienen más fidelidad a su región frente a la línea partidaria, se han desbandado en el trabajo de las comisiones.Encima, Podemos ha perdido una de sus banderas de unificación política de la oposición: la autonomía departamental, porque la Comisión de Autonomía, que tiene mayoría de constituyentes del MAS, ha incorporado el tema, sólo faltaría debatir las competencias y cómo se incorporará la autonomía regional e indígena. Perdida la bandera fundamental de la oposición, hay como una especie de crisis de identidad en el liderazgo. A partir de ello, este partido busca cualquier elemento para reposicionarse, y uno de ellos, para lograr más fuerza y cohesión, es asumir de manera orgánica el tema de la capitalía en Sucre. Es un acto desesperado, peligroso e irresponsable.
—No obstante, el planteamiento de las autonomía regionales e indígenas, según analistas y opositores, apuntaría a restar competencias e influencia a los departamentos.
—Todo régimen de autonomía es una forma de democratizar el poder y de distribuirlo. El hecho de que haya autonomía departamental ya le resta poder al Gobierno central; así como la autonomía municipal le resta poder a los regímenes departamental y nacional. Por lo tanto, la incorporación de la autonomía regional-indígena también le va a restar poder a los ámbitos municipal, departamental y nacional. Esto no tiene que asustar. Toda descentralización modifica el equilibrio de los poderes. Ello está pasando con el nivel nacional, y pasará con el departamental y municipal. Así son las cosas.
—Entonces, ¿cómo articular competencias entre autonomías departamentales y regionales-indígenas?
—Ése es el debate, ahí hay que entrar y ver a qué están dispuestos los departamentos, municipios y el Gobierno central para distribuir el poder y coparticipar con estas estructuras. Ésa es la verdadera discusión, la autonomía departamental está garantizada. Me provoca un poco de risa cuando sale algún líder y dice: “Quieren quitarnos la autonomía departamental”. Que diga abiertamente: “Me quieren quitar algunas competencias. Fui bueno para quitarlas al Gobierno central, pero me pongo duro y centralista cuando tengo que compartir competencias con el gobierno municipal, o competencias secundarias con las territorialidades indígenas”. Ése es el verdadero debate: cuántas competencias están dispuestos a compartir estos líderes. Ahora es momento de ver cuán serio fue su principio democrático en la lucha de las autonomías departamentales. Y el segundo debate tiene que ver con que no hay autonomía viable en un Estado plurinacional o en un Estado unitario si éste no tiene una base material. Para el Gobierno hay una base material innegociable: la unidad del Estado boliviano, la propiedad de los recursos naturales renovables y no renovables, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, las relaciones internacionales, el comercio exterior... Si se afecta esa base de la unidad del país, se corre el riesgo de divisionismos y faccionalismos.
—¿La autonomía regional-indígena depende del concepto constitucional de un Estado plurinacional? ¿Por ello su importancia para el MAS?
—Ahí está el núcleo, es el primer paso. Pero no depende exclusivamente de eso, sino de cómo se trabaje otros niveles: representación, Poder Legislativo... Sin embargo, el Estado plurinacional sintetiza y resume todo lo que debe tratarse en las otras comisiones de la Asamblea Constituyente.
—Universitarios, entes cívicos y organizaciones sociales han anunciado movilizaciones en Sucre para exigir atención a sus demandas en la Constituyente. La tensión apunta a dominar el cónclave desde esta semana.—Era previsible que el país se tensione en los meses definitorios de la Asamblea. Les decía a los constituyentes: “Ustedes soplan acá y en Santa Cruz nos resfríamos, tosen acá y en La Paz nos da pulmonía”. La Constituyente ingresó a una especie de efecto mariposa, es que una palabra bien o mal puesta en la Constitución modifica relaciones de poder, recursos, derechos y acciones. Ése es el poder de la Asamblea. Por lo tanto, no es nada raro y es previsible que en los momentos definitivos los entes sociales tengan que movilizarse. No hubiera sucedido esto si hubiera habido un proceso más deliberativo de la sociedad, es decir que se debatan estos problemas en foros, y hoy lo hacemos a la rápida. Eso debimos hacerlo hace cinco meses, así, esta concentración de la sociedad y de la historia en un tiempo y espacio pequeños no hubiera sido necesario. Como no se dio ello, ahora todo se concentra en Sucre, y en dos meses hay que resolverlo todo.
—Que se discutan “a la rápida” temas importantes ¿no pone en duda la calidad de Constitución que pueda salir del cónclave?—No, pero está claro que ella no cuenta con el tiempo a su favor, y allí los constituyentes tienen ver cómo organizan mejor su tiempo. Algunos de Unidad Nacional han propuesto que se amplíe. No quiero meterme en ese debate. El país va a tensionarse y concentrarse en el mes que se viene en una región. Se viene lo más difícil, la tensión. Es normal porque una palabra que se quite o ponga en el texto constitucional puede restar recursos y derechos.
—Para el Gobierno, ¿la presentación de la nueva Constitución debe mantener su fecha, el 6 de agosto?
—Somos respetuosos de las decisiones que tomen los constituyentes. Pero veo que es poco tiempo el que tienen para cosas grandes. Han trabajado muchísimo en los últimos meses, empero, ello no quita que en otras comisiones haya bastante atraso y quizás les falte tiempo no para acabar, porque el problema no es que redacten cualquier cosa, sino que redacten de tal manera que tenga un pleno consenso constituyente y social, sobre todo esto último.
—Además, la Asamblea Autonómica cruceña ha convocado a la población a movilizarse en defensa de la autonomía departamental y en contra del “rodillo” del MAS en la Constituyente. ¿Cómo cataloga esta decisión?
—Innecesaria. La autonomía departamental está garantizada en la siguiente Constitución. Llamar a la movilización es injustificable, a no ser que se quiera con base en la bandera de la autonomía departamental afectar la base material de la unidad del Estado. Llamamos a la sociedad cruceña a estar atenta, porque su voto está incorporado en los informes de la Comisión de Autonomía. Defender la autonomía ya no es necesario. Hay que investigar qué interés político tienen los dirigentes que convocan a estas medidas, que sobrepasan lo cívico y regional para ingresar en el campo de los intereses económicos y particulares, los que se pueden camuflar detrás de esta convocatoria.
—Ante la falta de acuerdos dentro de la Constituyente, ¿no habría la posibilidad de negociar fuera de ella para lograr aperturas y consensos?
—Todo se tiene que definir en la Asamblea. Colocar una instancia supraconstituyente sería hacerse la burla de los constituyentes. Pero si la Asamblea está garantizando la autonomía departamental, y hay actores políticos que siguen levantando esa bandera, significa que ya no es esto lo que está en juego. El fondo es otro, un proyecto político partidario. Buscan campaña política, tienen derecho, pero no lo tienen para mentir a la gente, a la que deben decirle que se movilizan por un proyecto político partidario, por candidaturas. La oposición está peleada y sus líderes llaman a movilizaciones para ver quién mueve más gente y ser el futuro candidato presidencial o prefectural. Ésa esa la verdad, ya no la defensa de la autonomía.
“La incorporación de la autonomía regional-indígena le va a restar poder a los ámbitos municipal, departamental y nacional. Esto no tiene que asustar”“Para el Gobierno hay una base material innegociable: la unidad del Estado, la propiedad de los recursos naturales, las Fuerzas Armadas, la Policía...”
“Defender la autonomía ya no es necesario, ella está asegurada. Los dirigentes que convocan a su defensa tienen un interés político”
“La tensión en Sucre se hubiera evitado con un proceso más deliberativo de la sociedad, en el que se debatan los problemas, hoy lo hacemos a la rápida”
“Poder Democrático y Social tiene la línea política de tensionar y obstaculizar el normal desarrollo de la Asamblea Constituyente sin importar a qué riesgo”
“Autonomías indígenas: más fácil sobre los límites vigentes”
—¿Cuál es el modelo autonómico del MAS? ¿Cómo lograr la articulación entre región y departamento?
—Hasta ahora hay tres niveles de Gobierno consolidados: el nacional, el departamental y el municipal. Y todos los informes de la Comisión de Autonomía los reconocen. Aparte, es obligatorio que esta Asamblea Constituyente incorpore el tema de los derechos de autogobierno regional y local de los movimientos indígenas, porque ellos han sido el motor de estos cambios en los últimos años.
—¿Cómo se busca incorporar el tema de las autonomías indígenas en el plano territorial?
—Ése es el problema. La primera opción es usar la estructura territorial vigente: varios municipios conforman una provincia y varias de éstas los departamentos, y varios de éstos una región. Ahí no hay ningún problema y uno se ahorra las tensiones por fronteras. Y la idea es así: dos o tres municipios de mayoría indígena conforman un territorio indígena, pero hay que ver con qué atribuciones; o varias provincias donde hay mayoría indígena conforman otra territorialidad indígena macro; aparte, si todas las provincias del departamento tienen mayoría indígena y se asumen así, entonces conformarían un departamento indígena; y si pedazos de un departamento con pedazos de otro se articulan en una territorialidad más grande, puede haber una región indígena. Ahí no se construye algo paralelo, sino que se sobrepone un tema identitario a un ordenamiento territorial ya existente. Sería la vía más fácil y quizás la que podría generar menos fricciones.Sin embargo, los compañeros de los movimientos sociales proponen que las delimitaciones territoriales no utilicen las existentes, sino la reconstitución de las fronteras territoriales antiguas de los pueblos indígenas. Es interesante pero complicado de aplicar. Y los constituyentes tienen esta discusión en sus manos. Hay argumentos legítimos históricos para ello, pero tengo la impresión de que sería la más difícil.
—Otro punto que está provocando observaciones al MAS es la aprobación de un Estado plurinacional, que podría, dicen los críticos, llevar a la conformación de “republiquetas” indígenas o la división del país.
—Ésa es una ignorancia teórica. Cerca del 40 por ciento de los Estados del mundo son plurinacionales o pluriculturales y mantienen su unidad. Hay intelectuales que conforman la oposición y que vienen con la idea decimonónica de que “Estado es igual a nación”, sin embargo ésa es una idea del siglo XIX, es el viejo y típico debate de los románticos, o sea, estamos atrasados 150 años en este debate teórico y político. Es una barbaridad que haya esta ignorancia maliciosa. Lo que se busca es resolver lo que no se ha resuelto hasta ahora, admitir la diversidad social del Estado, con sus identidades, culturas y nacionalidades, incorporándolas en la estructura del Estado para garantizar la cohesión y solidez de éste. Ésa es la idea de un Estado plurinacional. Entonces, el verdadero debate, igual como sucede en la autonomía, es cómo lograr esto. Ahí recién se entraría a un diálogo serio.
*Es punto de vista de Los Andes-noticias

No hay comentarios: